lunes, 17 de febrero de 2014

El bote de gas lanzado en El Madrigal

Los efectos del lanzamiento del bote de gas lacrimógeno que obligó a suspender el Villarreal-Celta van a durar bastante más que la media hora que estuvo suspendido el partido de El Madrigal. 

De momento, en el club castellonense andan pendientes, y preocupados, de conocer la sanción que les puede acarrear el grave incidente del pasado sábado, que obligó a desalojar el estadio. Con el paso de las horas, además, se van conociendo más datos de un incidente que en los primeros momentos generó todo tipo de especulaciones.

Para empezar, desde el Villarreal se desmintió ayer que el autor del lanzamiento hubiera accedido al estadio en los minutos finales del partido, como se especuló en un primer momento. Según el club, los tornos se cierran 10 minutos antes del final del partido y los vigilantes que cubren las puertas controlan que no entre nadie al estadio. 

Queda claro, por lo tanto, que quien introdujo el bote de gas lacrimógeno estaba en El Madrigal desde el principio del partido y lo coló oculto entre su ropa. «Como ocurre en cualquier estadio de Primera, se registran todos los bolsos y mochilas pero lo que no se puede es cachear a todos los espectadores. 

Sólo se hace en casos especiales, como por ejemplo cuando hay un grupo de aficionados conflictivos», apuntan desde el club castellonense, donde tienen claro que el incidente de la noche del sábado estaba perfectamente planeado.

«Era premeditado, no un incidente fruto de un calentón, porque nadie va a un campo de fútbol con un bote de gas lacrimógeno si no es para lanzarlo», señalan en el Villarreal. Quien lo hizo tuvo la suficiente sangre fría para actuar sin levantar sospechas. 

«El bote se lanzó desde uno de los vomitorios del fondo sur. Se tiró con la mano, no con una pistola como se especuló, y el que lo hizo ni siquiera se esperó a ver dónde caía, lo lanzó y se fue. Lo hizo sin correr, para no levantar sospechas». 


Y es que los vigilantes de la empresa de seguridad privada que trabajan en El Madrigal no vieron nada extraño, tal y como tienen previsto declarar hoy ante la Policía Nacional, que es quien está llevando a cabo la investigación para tratar de identificar al autor de un incidente que pudo ser bastante más grave.

«El proceso de evacuación de la grada fue perfecto. En ocho minutos salieron los 14.195 espectadores que había en el estadio», apuntan desde el club. El desalojo ordenado permitió que no hubiera más víctimas que los 15 aficionados que tuvieron que ser atendidos por irritación e inhalación del humo del bote lanzado, que causó picor en la garganta y los ojos, principalmente.

Todos los esfuerzos se centran ahora en tratar de identificar a la persona que lanzó el gas lacrimógeno, para lo que el Villarreal y la Policía Nacional han solicitado la colaboración de todos los aficionados, especialmente de aquellos ubicados en la zona desde donde se produjo el lanzamiento. 

A falta de los datos que posibles testigos puedan aportar, la Policía ya tiene un perfil aproximado con la edad y el aspecto físico del sospechoso, un varón de 1,70 metros de estatura, 30 años aproximadamente, que iba vestido con ropa oscura. Al contrario de lo que se comentó en un principio, desde el club descartaron que éste llevara pasamontañas, aunque no existe ninguna grabación en la que pueda apreciarse al autor del lanzamiento.


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