domingo, 14 de octubre de 2012

Begoña Ruiz Mateos denuncia a sus seis hermanos



Begoña Ruiz-Mateos ha presentado, a través de su marido, Antonio Biondini, una querella por estafa, apropiación indebida, alzamiento de bienes, manipulación para alterar el precio de las cosas, administración desleal, blanqueo de capitales e insolvencia punible contra sus seis hermanos varones. Begoña es la preferida del patriarca del clan.

La querella la ha interpuesto el marido de Begoña Ruiz-Mateos, Antonio Biondini, «en su propio nombre y en beneficio de la misma y de la sociedad de gananciales que tiene con su esposa». 
La denuncia, que investiga ya el Juzgado de Instrucción número 16 de Madrid, recuerda que el 27 de febrero de 2004, los trece hermanos Ruiz-Mateos junto a sus padres «adoptaron el acuerdo de que las siete hermanas quedaran desligadas de cualquier derecho sobre las compañías del grupo empresarial familiar Nueva Rumasa». 

El objetivo de aquella decisión radicaba en «resguardar y mantener la sólida unión que en ese momento existía». De tal forma, que los seis hermanos «quedaban a cargo de todas las empresas y se erigían en propietarios y titulares de las mismas». Se estableció entonces que, «como compensación a esta renuncia de derechos», los hermanos se comprometían a entregar «importantes cantidades dinerarias, bienes o activos, como justiprecio por tales renuncias». 

Pese a que dicho pacto se protocolizó ante notario, Begoña Ruiz-Mateos denuncia una serie de prácticas llevadas a cabo por sus hermanos con las que se ha vulnerado el acuerdo familiar. 
La primera pasa por que desde que presentaron concurso de acreedores han dejado de atender sus obligaciones no sólo dinerarias sino las relativas al pago de los préstamos hipotecarios que pesaban sobre sus inmuebles. 

Todo ello pese a que, añade, sus hermanos han puesto en marcha de manera paralela la Tercera Rumasa «utilizando como testaferros a amigos de la infancia de José María Ruiz-Mateos Rivero». Pero también a quien fuera director inmobiliario del grupo, Luis María Sanz Martín, que «figura como testaferro al frente de nuevas compañías a las que han transferido los cuantiosos activos inmobiliarios de la familia». En este sentido, señala como un hombre de paja al empresario al que teóricamente se ha vendido el grupo, Ángel Cabo. Un hombre con quien sus hermanos tienen un acuerdo para repartirse «los beneficios logrados con las operaciones de liquidación» así como para «evadir capitales fuera de España». 

Asimismo, y también sin contar con ella, asegura Begoña Ruiz-Mateos que sus hermanos han articulado una nueva operación para compensar a los suegros de su hermano José María por las inversiones fallidas que realizaron en Nueva Rumasa. Para ello sostiene que, utilizando de nuevo a testaferros, han cedido «la explotación y titularidad de la Cervecería Naturbier, situada en la plaza de Santa Ana» y que las cajas semanales de este establecimiento se las entregan a sus parientes. Una práctica que también llevan a cabo con «pisos, garajes, solares y depósitos de dinero en el extranjero». 

Pero la relación de conductas supuestamente delictivas no termina ahí. Por último, subraya que destinó los ahorros de su matrimonio a inversiones en Nueva Rumasa que finalmente fueron empleados por sus hermanos a pagar «deudas y gastos» en lugar de adquirir nuevas empresas como le prometieron.

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