martes, 16 de octubre de 2012

Los ciclones aumentan por culpa del cambio climático



Hace algo menos de un mes la tormenta tropical Nadine cambió de rumbo cuando estaba ya cerca de Florida (EEUU) y estuvo a punto de atravesar España. La sensación más extendida en la opinión pública es que cada vez se producen más ciclones de este tipo, pero ¿es cierto que están aumentando estos fenómenos atmosféricos o es una consecuencia de la mayor información que se tiene cada día y del avance de los sistemas de vigilancia del clima por satélite? Una investigación liderada por científicos de la Universidad de Copenhague (Dinamarca) acaba de demostrar por primera vez con datos oceanográficos que no es una sensación infundada, sino que, en efecto, los ciclones son cada vez más frecuentes. 

El trabajo, publicado hoy en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), concluye que existe una tendencia clara al aumento de estos fenómenos meteorológicos cuando el clima es más cálido. En la actualidad el estudio de las tormentas tropicales se realiza sobre todo a través de las imágenes tomadas por los satélites. Pero éstos comenzaron a registrar datos en la década de los 70. Para llegar a esta conclusión los científicos necesitaban una muestra temporal mucho mayor, pero igual de fiable. Así que recurrieron a un tipo de sensores muy diferentes de los que se usan habitualmente en meteorología: los mareógrafos que se encargan de medir las subidas diarias del mar debido a las mareas. 


«Los ciclones tropicales se suelen formar en el océano Atlántico y avanzan hacia la costa Este de Estados Unidos y el golfo de México. Hay estaciones de medición a lo largo de todo el litoral que llevan monitorizando los niveles mareales desde el año 1923», asegura Aslak Grinsted, científico del Centro para el Hielo y el Clima de la Universidad de Copenhague e investigador principal del estudio. «Estudiamos todos los casos en los que había cambios rápidos del nivel del mar y vimos que había una fuerte correlación entre las subidas repentinas y los registros históricos de tormentas tropicales», explica el investigador. 

Además de los resultados, que confirman estudios realizados previamente por el profesor Kerry Emanuel, del Massachusetts Institute of Technology (MIT), el método utilizado también supone un avance importante en este campo de estudio. «En primer lugar, porque se obtiene a partir de información oceanográfica, independiente de la atmosférica usada hasta ahora», explica Sergio Alonso, catedrático de Meteorología de la Universidad de las Islas Baleares. «Pero además, estamos echando 50 años atrás el registro de datos que tenemos vía satñelite», asegura el investigador, que es uno de los evaluadores de los informes del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas. 


Grinsted, junto con colegas de la Universidad Normal de Pekín (China), recogió las temperaturas globales durante el periodo de estudio para comprobar si existía una tendencia al aumento de los ciclones tropicales cuando el clima es más cálido. Y así fue. La temperatura global ha aumentado 0,7ºC desde 1923, pero el mayor aumento ha sido desde la década de los 80. 

«Simplemente contamos cuántos ciclones extremos surgen durante los años cálidos comparado con los años fríos y encontramos que hay una tendencia a que se produzcan más fenómenos de este tipo cuando la temperatura es mayor», asegura Grinsted. Pero no todos los ciclones son igual de dañinos. Este tipo de tormentas tropicales se forman cuando grandes cantidades de vapor de agua se concentran en columnas sobre la superficie del océano y se van enroscando unas sobre otras girando en círculo. El funcionamiento es el mismo que cuando se pone una olla con agua a calentar: el vapor comienza a concentrarse sobre la superficie y forma corrientes que pueden apreciarse antes de que el agua hierva. Las columnas de vapor sólo salen cuando la temperatura es demasiado alta. 


A una escala totalmente diferente, el océano se comporta de la misma forma. El agua de la superficie se calienta y el vapor comienza a ascender en columnas, pero sólo cuando la temperatura alcanza un nivel determinado se forma este fenómeno (llamado tornado en el Atlántico y tifón en el Pacífico) que es arrastrado por los vientos. 

«Se necesita una temperatura de 27ºC o superior en la superficie del océano para que se forme un ciclón. Y esta temperatura está yendo en aumento. Si continúa ascendiendo, también lo hará el peligro intrínseco de fenómenos violentos como los ciclones atmosféricos», afirma Sergio Alonso. Los autores del estudio aseguran que el incremento de la temperatura también aumentará la potencia de los huracanes extremos, como el Katrina, que arrasó Nueva Orleans en 2005.

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