Aunque la consigna de la rebelión no era amonestar al inquilino del Elíseo, tras la pancarta muchos escondían su decepción tras los primeros meses de gestión socialista. «La gente no ha votado a François Hollande para que meta a Francia en una espiral de austeridad», lamentaba ayer Françoise, militante de izquierda que salió a la calle para participar en la primera protesta contra el rigor económico que se celebra en París.
Capitaneados por Jean-Luc Mélenchon, ex candidato presidencial del Frente de Izquierda, entre los sublevados ayer en la Place de Nation había simpatizantes del Partido Comunista, del de Izquierda o del Anticapitalista, y más de medio centenar de asociaciones y sindicatos. La mayoría apoyaron a Hollande en la segunda ronda electoral, aunque en la calle se respiraba frustración pues, según Françoise, «el Gobierno está aprobando unos recortes que nos llevarán a la recesión. Esperábamos algo más».
El agitador de los desencantados no escondió su gozo ante la respuesta popular a su llamada: 80.000 manifestantes, según el Frente de Izquierda, se sumaron a la marcha. La policía dijo a Reuters no haber puesto en marcha el sistema de recuento dado que el llamamiento lo había realizado un partido político. «Es una manifestación masiva. Ahora el Partido Socialista tendrá que escucharnos», dijo un exultante Mélenchon que en las últimas semanas ha afilado los cuchillos contra el Gobierno.
Porque tras el lema del «no a la austeridad» y el rechazo frontal al pacto fiscal que los diputados franceses se disponen a estudiar el martes, se escondía una crítica al presidente que durante la campaña prometió que combatiría la austeridad y que, sin embargo, acaba de aprobar un paquete presupuestario para 2013 que contempla 20.000 millones euros en subidas impositivas y otros 10.000 millones en recortes.
«No era esto lo que nos prometieron, dijeron que renegociarían el Pacto de Estabilidad y se han conformado con modificar un par de palabras del texto, creen que así nos engañan, es un abuso», protestó Ian. «Si estamos contra la austeridad es porque el Gobierno está con la austeridad, así que estamos contra el Gobierno», denunció el ex candidato presidencial Philippe Poutou.
Con la economía decidida a no darle tregua (la tasa de paro en máximos y el país flirteando con la recesión) la semana se le presenta complicada al Gobierno. Mañana los diputados comenzarán a estudiar el Pacto Fiscal en la Asamblea. Los Verdes ya han dicho que votarán en contra de su ratificación y algunos socialistas contrarios al texto podrían salirse de la línea que marca el partido y no dar su aprobación.
François Hollande había prometido renegociarlo para que incluyera medidas de estímulo de la economía. Los países europeos acordaron en junio promover el llamado pacto por el crecimiento y por eso los socialistas piensan cumplir ahora su parte del trato, aunque lo cierto -y eso es lo que le recriminan los militantes de izquierda- es que los frutos del pacto aún no se han materializado y se quedaron en buenas intenciones y promesas sobre el papel.
«El sábado fue Madrid y Portugal, antes Grecia, hoy somos nosotros y pronto serán los ingleses. Es toda Europa la que rechaza las políticas de rigor», protestaba Lucie, vestida de presa para ilustrar el futuro «en el que pronto todos estaremos encadenados». El de ayer no será el último rapapolvo ciudadano al Gobierno, pues el sindicato CGT ha convocado una huelga el día 9 para protestar por la situación económica del país.
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