jueves, 11 de octubre de 2012

El Plan Pive despierta el interés del ciudadano



Al cierre de su primera semana de vida, parece que el Plan Pive está haciendo que algo se mueva en las concesiones de las marcas de automóviles. Al menos, ha despertado interés ciudadano por conocer las ofertas en el caso de que se decidan a cambiar su coche viejo por uno nuevo, siguiendo la publicidad que, de pronto, ha vuelto a hacerse presente en las páginas de los periódicos. 

Hasta finales de esta semana no se tendrá una cifra concreta de lo que está pasando pero, al menos en los concesionarios de las grandes ciudades, se vuelve a notar presión en la demanda. Sobre todo de los automóviles más baratos y más pequeños. Al punto de que los dirigentes de alguna marca están teniendo que recurrir a los responsables europeos en busca de más vehículos para vender, incluso quitándoselos a algún otro país, dado que encargar más producción es algo que necesita más tiempo y tener más seguridad en que la demanda se haga consistente. 

En esos términos se manifestaba Armando García Otero, director general de Renault, refiriéndose a la demanda de los modelos de Dacia, la marca barata de Renault cuyos precios, con las ayudas del plan, resultan especialmente interesantes. Explicaba que, si no consigue más coches, con los que tiene pedidos no podría atender la demanda que se está planteando hasta final de año. 

García Otero, como sus colegas, se muestra satisfecho con el Plan Pive aunque considera que las etiquetas del Idae, una de las entidades que lo financia, es un instrumento de decisión menos claro sobre los coches que se pueden acoger que el de las emisiones de CO2 que empleado hasta ahora, como se explica abajo. 
Además de estas etiquetas -que no favorecen a los modelos de menor consumo absoluto, sino relativo-, los 1.000 euros que aporta el Gobierno deberán ser declarados en la declaración del IRPF en 2013 como un incremento patrimonial. En parte, esto se verá compensado con los 210 euros de ahorro en concepto de IVA por el tramo de ayuda que aportan las marcas (1.000 euros) y que se descuentan antes de impuestos. En definitiva, la presión fiscal por la compra de un coche por el Pive sería de 37,50 euros para aquellos con ingresos anuales inferiores a 17.707 euros, y de 310 euros para quienes ganen más de 300.000. 

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