La sombra de Dalí es alargada. La espectacular exposición antológica que el Centro Pompidou parisino dedica estos días al genio de Figueras -la más importante desde su muerte- suscita tal interés que cualquier noticia relacionada con él termina en el primer plano de la actualidad.
Así, las confesiones de Amanda Lear esta semana a las revistas VSD y Paris Match sobre su íntima relación con el pintor y su rivalidad con su esposa Gala se han convertido en la comidilla de París, particularmente por la anécdota sobre la venta de un pelo de su bigote a Yoko Ono. ¿Un pelo del bigote? Han leído bien.
«Durante toda su vida, Dalí nunca pudo resistirse cuando le ponían delante un cheque. Incluso un día llegó a venderle un pelo de su bigote a Yoko», afirma la diva en las páginas de VSD. «Dalí creía que la mujer de Lennon era una bruja y temía que lo hechizara. No quería entregarle ningún objeto personal y mucho menos un pelo. Así que me envió al jardín a buscar una hierba seca y la colocó en un lindo cofre. La muy idiota pagó 10.000 dólares. Le hacía gracia estafar a la gente», continúa la que fuera su musa durante los años 60 y primeros 70.
Es la primera vez que Lear cuenta semejante historia, a pesar de que la ex modelo, actriz y cantante ya publicó en 1986 un libro de memorias sobre su relación con el artista gerundense, titulado Dalí et moi (Dalí y yo), que ha sido reeditado sucesivamente con títulos distintos. Ni en su primer relato ni en las posteriores ediciones figura este episodio que la estrella de oscuro pasado parece haber guardado hasta ahora, que su extravagante Pigmalión vuelve a estar de moda y ella tiene que promocionar su espectáculo teatral Lady Oscar, versión del célebre libreto cómico Oscar de Claude Magnier.
Esta vez, Amanda retoma en clave femenina el papel que Louis de Funès llegó a representar hasta 600 veces entre 1959 y 1972. Este cambio de género del protagonista de una comedia clásica tan reconocida no hace sino acrecentar la leyenda de nuestra protagonista, que según distintas biografías y testimonios de personajes que la conocieron en su juventud, cambió de sexo. Una versión que ella misma ha desmentido en numerosas ocasiones, alentando el debate entre sus fans.
Los hay que creen firmemente que Miss Lear, nacida en Saigón (Vietnam) en fecha nada clara (¿1946?), hija de un padre franco-británico y una madre asiática, es y ha sido siempre una mujer cuya estatura inusual y morbosa voz ronca forman parte de su encanto. Y los hay que otorgan veracidad a las habladurías que la identifican como Alain Trapp, varón que actuaba travestido bajo el nombre de Peki d'Oslo en cabarés gay de París, Berlín o Barcelona, antes de ser operado con éxito por el cirujano Georges Burou en Casablanca.
«Fue el propio Dalí quien le pagó la intervención de cambio de sexo», llegó a afirmar en su autobiografía April Ashley, el primer transexual británico. Sea como fuera, según la versión oficial, el artista y la chica se encontraron en 1965 en la discoteca Castel próxima a Saint-Germain des Prés, y, aunque ella salía entonces con el Rolling Stone Brian Jones, nuestro hombre no dejó de agasajarla hasta conseguir que se fuera con él a su casa de Portlligat en Cadaqués (Gerona).
«Él tenía 61 años y yo 18. Fue mi profesor de arte, mi padre, mi amante», recuerda la diva en la entrevista de VSD. Sin embargo, en sus declaraciones a Paris Match la desmiente y dice que Dalí era «impotente», razón por la cual su esposa Gala solía abandonarlo durante breves temporadas «para irse con un gigoló a Grecia y lo dejaba a mi cargo».
«Savador me sedujo llevándome a cenar, recitándome poemas de García Lorca, me miraba a los ojos y me decía: 'No nos separaremos jamás'. Un día me anunció que venía su mujer. ¡Yo que creía que era soltero! Me explicó cómo vestirme y comportarme para caerle bien a Gala y ella terminó por aceptarme», continúa Lear. Fueron los años en que la modelo de Mary Quant, Saint-Laurent y Chanel posó para el creador en cuadros y fotos, desnuda y cubierta de comida, insectos, barro...
Mientras duró aquel entente, Gale, Dalí y ella celebraron juntos cada Nochevieja en Maxim's. Luego, nuestra protagonista empezó a volar por su cuenta. Fue portada de un disco de Roxy Music (For your pleasure, 1973) y, asesorada por David Bowie y Bryan Ferry, se lanzó a la canción pop con éxito irregular. «Un día, saliendo juntos de un local, a Salvador no le hicieron caso mientras que a mí me pedían autógrafos. No pudo resistirlo», apunta. Hoy la exhibición de Dalí suscita colas delante del Pompidou y ella, en cambio, tiene que recurrir al recuerdo de su ex protector para ser noticia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario