«Las siete profecías mayas no fueron escritas por los mayas actuales ni pasados, sino por la imaginación de personas que han distorsionado y difamado al Conocimiento Milenario en aras de su beneficio, creando confusión miedo, angustia y desesperanza». Indignados por la «invención de rumores infundados sobre el fin del mundo», descendientes de esta próspera civilización se han unido a arqueólogos, epigrafistas, antropólogos, intelectuales y artistas para preparar un manifiesto, la Declaratoria Baktun 13, en la que aclaran «a la opinión pública mundial» que estas profecías «no tienen ningún sustento epigráfico, científico, histórico o de tradición oral».
Las explicaciones de científicos de instituciones como la NASA o el SETI, que aseguran que el 21 de diciembre de 2012 no se producirá ningún evento cósmico que ponga en peligro a la civilización humana, no han podido frenar la histeria ante el supuesto fin del mundo. Incluso están recibiendo cartas de adolescentes que se plantean el suicidio.
Los firmantes de la Declaración Baktun 13 (denominada así por el nombre del ciclo del calendario maya que ahora termina) también muestran su preocupación por las consecuencias de estos rumores: «Sabemos que, en otras ocasiones, personas llenas de pánico no sólo se suicidan, sino que antes asesinan a sus seres queridos. Que sean los promotores del pánico los responsables morales de dichas muertes si es que suceden y no los pueblos mayas», señala el manifiesto, que todavía no ha sido difundido de manera oficial.
«Tratamos de prevenir una histeria colectiva. Se está sembrando el miedo con el ánimo de lucrarse y aprovecharse de las personas que tienen menos conocimientos. Es una industria del miedo que mueve millones», denuncia desde Bogotá Jaime Fernando Gutiérrez, antropólogo de la Universidad Nacional de Colombia y firmante del manifiesto.
Los mayas antiguos tuvieron diferentes formas de medir el tiempo. Una de ellas es la conocida como Cuenta Larga. Si se hace una correlación con nuestro calendario, este periodo habría comenzado el 11 de agosto de 3114 a. C y terminaría el 21 de diciembre de 2012 (otros autores se basan en una correlación distinta y sitúan el inicio y el final de la Cuenta Larga dos días después). «El periodo que concluirá corresponde al de 13 Baktunes (13 Pikhaab en idioma maya clásico), pero al terminar este ciclo, se iniciará otro de igual magnitud, ya que los mayas históricos nunca previeron que alguno de sus ciclos o cuentas concluiría definitivamente en el del 2012», aclara el manifiesto.
La emblemática fecha ha aumentado el interés de los turistas, cuya presencia en los países del mundo maya ha crecido en los últimos meses. En la actualidad, más de cinco millones de indígenas mayas viven en México, Guatemala, Belice, El Salvador y Honduras. «No todas las tradiciones mayas coinciden, pero su legado no dice nada sobre el fin del mundo. Han puesto en su boca muchas cosas que nunca dijeron», afirma el antropólogo Gutiérrez. En conversación telefónica, se muestra también crítico con las editoriales y las películas de Hollywood que han contribuido a promover estos temores: «Desafortunadamente es más probable que se preste atención a una serie sobre extraterrestres que a un documental serio basado en investigaciones rigurosas», añade.
2012, Deep Impact, La profecía del juicio final, La carretera o Melancolía son sólo algunos de los títulos que han recreado en la gran pantalla los peligros que acechan a la Tierra e incluso han propuesto soluciones para evitar el fin de la civilización humana. Desde colocar una bomba nuclear en un cometa que se dirige a nuestro planeta a la construcción de cuevas subterráneas que alberguen a cientos de miles personas para evitar la extinción. Una idea que podría haber inspirado a varios ciudadanos chinos que estos días ultiman la construcción de sus propias arcas de Noé. Muchos otros se congregarán en lugares considerados «seguros» para sobrevivir al 21 de diciembre.
Según una encuesta de Ipsos recogida por la agencia Efe, el 12 % de los estadounidenses, el 20% de los chinos, el 13% de los mexicanos y el 10% de los españoles cree verdadera la predicción del fin del mundo.
Ante el aluvión de consultas de personas preocupadas y los inquietantes datos de los sondeos, la NASA se ha volcado en las redes sociales y ha difundido numerosos vídeos y explicaciones de astrónomos. Uno de ellos es el científico David Morrison, director del Centro de Estudios de Vida en el Universo Carl Sagan, que ha desmontado científicamente uno por uno todos los rumores sobre amenazas astronómicas.
«En diciembre de 2012 no se producirá ninguna alineación planetaria y si la hubiera no habría consecuencias para la Tierra», asegura.También niega que exista un planeta llamado Nibiru o cualquier otro que vaya a impactar sobre la Tierra y asegura que si cualquier objeto celeste se dirigiera a la Tierra «sería imposible ocultarlo». «Sería tan brillante que se podría ver de noche. Además hay cientos de miles de astrónomos en todo el mundo que lo avistarían». Morrison también desmiente que vaya a haber cambios en los polos magnéticos que afecten a la Tierra o que nuestro planeta esté sufriendo más terremotos o erupciones volcánicas últimamente: «Sí han aumentado los fenómenos meteorológicos extremos, como sequías o inundaciones, parcialmente atribuibles al calentamiento global. Pero no tienen nada que ver con el fin del mundo», apunta. Desmiente, además, que los gobiernos estén preparando búnkeres para proteger a las élites: «Parece que algunos ciudadanos están construyendo sus propios refugios, pero sus temores son infundados y están malgastando su dinero», añade.
A pesar de las explicaciones de los científicos, los creyentes en el fin del mundo hablan de teorías de la conspiración y aseguran que los gobiernos ocultan información. ¿Acaso anunciarían que un fenómeno cósmico va a acabar con la civilización humana si lo supieran?, sostienen.
«Sería imposible ocultar información sobre un evento cósmico que resultase en catástrofe para la Tierra. Por suerte los telescopios que operan alrededor del mundo no pertenecen todos a un mismo consorcio de países, universidades o agencias, así que no habría forma de que la decisión que uno tome afectara al resto», afirma la astrofísica mexicana Cristina Romero Cañizales, investigadora del Observatorio de Tuorla, en la Universidad de Turku (Finlandia). «Me parece más probable que el ser humano sea él mismo responsable de la desaparición de nuestra civilización», reflexiona. La científica destaca que «desde el punto de vista de la astronomía se sabe que los mayas eran grandes conocedores del cielo» pero «la información sacada de su contexto original tiene el potencial de convertirse en embuste, y eso es lo que creo que está ocurriendo».
Don Yeomans, científico de la NASA, se muestra convencido de que el 21 será un día como otro cualquiera y recuerda que a lo largo de la historia «ha habido cientos de miles de predicciones sobre el fin del mundo. Y aún estamos aquí». Su colega David Morrison asegura que «no va a haber ningún cataclismo el 21 de diciembre» y concluye su vídeo con este consejo: « No se preocupen y disfruten del 2013».
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