Hoy se reúne el consejo de vigilancia de Seat para decidir si aprueba o no la fabricación de un nuevo modelo todocamino. Todo parece indicar que la respuesta será positiva. Hace dos semanas, tanto el nuevo presidente de Seat, Jurgen Stackmann, como su vicepresidente de desarrollo de producto, Matthias Rabe, señalaban la gran importancia de este modelo que permitiría a Seat competir en un segmento de mercado que crece en Europa, cuya demanda, ahora, no puede cubrir.
El coche ha sido básicamente desarrollado por la marca española y, por el momento, no se ha decidido que vaya a tener un gemelo en ninguna otra marca del Grupo Volkswagen. Su plataforma es la nueva, denominada MGB, pero sus dimensiones son similares a las del Volkswagen Tiguan.
El modelo de Seat es un poco más largo, por tener unos voladizos algo más aparatosos, y algo más bajo. Está previsto que, si es finalmente aprobado, tenga variantes de dos ruedas motrices (las delanteras) y con tracción a las cuatro ruedas. Los motores están todavía por decidir, pero es fácil adivinar que serán los mismos que ofrece el modelo León con alguna posible novedad.
El coche está en una fase avanzada de desarrollo pero su fabricación no se prevé hasta dentro de dos años. Cuando salga al mercado intentará cubrir la demanda de quienes piden un coche superior en tamaño y prestaciones al León, una vez se ha descatalogado el Exeo, en sus dos variantes.
Lo que no tiene por qué decidirse en esta reunión del consejo de vigilancia de Seat, a la que debe asistir el presidente del Grupo Volkswagen, Martin Winterkorn, es el lugar de la fabricación del modelo si finalmente se le da la luz verde. Evidentemente, la planta de Martorell es candidata a asumirla, pero el propio presidente Stackmann reconocía que hay plantas en Europa central que producen con costes más ajustados, aludiendo a las de Skoda. La ventaja para Seat es que Martorell trabaja actualmente a un 65% de su capacidad mientras que las plantas de Skoda trabajan muy cerca del pleno rendimiento.
De todas formas, Stackmann señaló que lo importante ahora era conseguir que se aprobara el proyecto económico que se ha realizado para justificar que se dé luz verde al nuevo modelo. «Es cierto que también es importante para el resultado de la compañía llenar al máximo la capacidad de la fábrica, pero lo que Seat necesita en primer lugar es tener ese nuevo modelo lo antes posible», aseguró el presidente de Seat.
El nuevo modelo de la marca española entra dentro del presupuesto destinado a nuevos modelos que el Grupo Volkswagen aprobó hace dos semanas y que ha quedado a salvo de cualquier tipo de recortes. El presupuesto total hasta 2018 es de 18.200 millones de euros, de los cuales el 65%, es decir, unos 54.730 millones, se destinan al desarrollo y producción de nuevos modelos. Sin embargo, otras partidas del plan de inversiones, se han visto reducidas entre un 3% y un 5% respecto a las del trienio anterior de 2010 a 2012.
En esta nueva época, con una política comercial especialmente enfocada al mercado europeo, los nuevos objetivos para la marca española son los de alcanzar unas cifras de producción y ventas de 500 unidades en un plazo de dos años, lo que supone incrementar más de 100.000 unidades en todo el mundo. En paralelo, en el Grupo Volkswagen se trabaja para producir y vender 10 millones de vehículos en 2018, una cifra que según los cálculos de la compañía les convertiría en líderes mundiales.