Antes de viajar a Sudáfrica, Ángel Villar ofreció la renovación de su primer contrato como seleccionador a Vicente del Bosque, que aceptó continuar, ya con la convicción de que cuatro años, dos ciclos, en el banquillo nacional eran suficientes. La victoria en el Mundial dimensionó su figura de tal modo que, cuando comunicó a Jorge Pérez, secretario general de la Federación Española, su deseo de no proseguir después de la pasada Eurocopa, el ejecutivo le pidió que se lo pensara, que no tuviera prisas, con la intención de aunar apoyos para intentar que cambiara de parecer. La Federación lo consiguió, pese a la marcha de quien lo había traído al organismo, Fernando Hierro, pero sabedora de que sería prácticamente imposible retenerlo después de Brasil.
Respetuoso con la Federación, Del Bosque no habla en voz alta de su marcha. De hecho, el organismo está dispuesto a que continúe en la casa en el rol que desee. Es significativo, en este sentido, que cuando se marchó Hierro, Villar decidiera no reponer en el puesto que había creado para el malagueño a un nuevo director deportivo. Lo contrario podría haber creado alguna confusión en torno al trabajo del salmantino que era mejor evitar. El técnico, sin embargo, cree en estos momentos que ha llegado el momento de dejar paso y de dedicar tiempo a su familia. Tiene ofertas, pero si abandona la selección, será definitivamente para no volver a un banquillo. «Sólo seguiría aquí», ha dicho.
La Federación tiene, pues, un año para pensar y decidir el relevo de Del Bosque. Aunque el organismo no cejara en los intentos para que reconsidere su decisión, si existe una posibilidad, el salmantino tiene la decisión madurada. La dificultad estriba en cómo reemplazar a un personaje de semejante dimensión. Sencillamente, no es posible. Se trata, pues, de abrir un nuevo ciclo. El seleccionador entiende que no tiene por qué existir ninguna revolución después de su marcha y, a menudo, pone el ejemplo de lo que sucedió a su llegada, tras la victoria en Viena de la mano de Luis Aragonés: «Encontramos el camino trazado».
Su marcha se producirá en paralelo a la de algunos jugadores que ya han manifestado su deseo de poner fin a su ciclo como internacionales. Lo ha insinuado Casillas, que podría estar acompañado por Xavi, quizás Xabi Alonso y Villa, si alcanza el Mundial. Para el delantero azulgrana será vital cómo transcurra la próxima temporada, especialmente si cambia de equipo en busca de más minutos. Se trataría de tres futbolistas con más de 100 partidos y el máximo goleador de la selección, además del técnico. Ello podría acelerar la incorporación de jugadores de la sub’21, doble campeones de Europa, aunque con tacto, dado el nivel y la juventud de muchos de los componentes de la absoluta. El proceso debería iniciarse en la fase de clasificación de la Eurocopa de Francia, en 2016, aunque ese año también se disputarán los Juegos Olímpicos, en Río de Janeiro, precisamente, y ello implicaría no descapitalizar a la sub’21.
Para la incorporación de Del Bosque fue clave la presencia de Hierro en la Federación. Sin embargo, el hecho de que se supiera, aunque no oficialmente, con antelación, alteró el clima y produjo malestar en Luis Aragonés. Es difícil que con Del Bosque suceda lo mismo, aunque el organismo desea respetar los tiempos. De momento, se limita a sopesar los perfiles por los que podría decidirse. Sin un director deportivo, el criterio que más pesa es el del presidente, también ex jugador.
Entre las opciones está la de optar por un técnico de gran prestigio, una apuesta joven o un entrenador de perfil más bajo, pero que haya demostrado su solvencia en la Liga. Las dos condiciones son que sea español, algo que Villar no está dispuesto a negociar, y que se adapte a las posibilidades económicas de la Federación, por debajo de las que ofrecen los clubes más importantes. Rafa Benítez respondería al primer perfil. Esta temporada, sin embargo, se incorpora al Nápoles y su chaché es elevado. Míchel, actualmente en el Olympiakos, cuadra con la segunda opción. El ex madridista ya había sido candidato en el pasado a incorporarse al staff técnico de la Federación. Entre los terceros el abanico es más amplio, pero el trabajo de Joaquín Caparrós, primero en el Sevilla y, sobre todo, en el Athletic, no ha pasado desapercibido en la Federación.
A partir de ahora, pues, se abre un periodo en el que, de forma callada, el organismo debatirá de manera interna acerca de las opciones, pero sin realizar ningún movimiento. Lo indicado es que éstos empiecen después de que la selección se clasifique matemáticamente para el Mundial y Villar ofrezca, como es su costumbre, la renovación a Del Bosque. A partir de su negativa, ya formal, se iniciaría el proceso para definir un difícil relevo.
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