martes, 25 de junio de 2013

Creen que la mujer que arrojó a su hijo a un desagüe pudo tener ayuda


A veces la vida muerde y lo hace tan fuerte que es capaz de hacer que una madre arroje a su bebé recién nacido al hueco donde confluyen los desagües sin remordimientos. Ella lo hizo en Alicante y después se fue al hospital alegando que había tenido un aborto, mientras el pequeño le echaba un pulso a la vida que duró 40 horas y que acabó ganando, porque se empeñó en salir adelante. 

El bebé no estaba dispuesto a quedarse allí y los bomberos le rescataron sano y salvo. Ella, detenida y acusada de asesinato en grado de tentativa, comparecerá hoy ante el juez. Pero, ¿qué vida llevaba? ¿Quién es esa persona capaz de deshacerse de una criatura de semejante manera? ¿Tan severo es el bocado que la vida le ha dado? 


Poco se sabe todavía. Poco o nada. Pero los flashes de su supervivencia dan cuenta del momento por el que pasaba; o quizá ese momento era, en realidad, una larga etapa con la que ya se había acostumbrado a convivir. Madre de un niño de seis años, sin pareja, joven, con un entorno desestructurado –o, lo que es peor quizá sin él– y compartiendo piso con otras personas en uno de los barrios más deprimidos de la ciudad. Así vivía ella. Y con un añadido en los últimos meses: el de un embarazo no deseado que no pudo interrumpir por falta de un dinero que no tenía ni supo dónde buscar. 


La confesión sólo llegó cuando la Policía la interrogó en una cama del hospital. Ahí reconoció todo. No mintió. Ahora los agentes se centran en determinar si hubo terceras personas en ese parto clandestino que se produjo el viernes. Si tuvo ayuda. Si alguien más sabía de la existencia del pequeño. En definitiva, si hubo colaboradores en una barbarie que nadie entiende. Los agentes encargados de la investigación han estrechado el cerco a su entorno, frágil entorno.

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