Corea del Sur, Japón y ahora, EEUU. La negociación de un tratado de libre comercio entre la UE y este último país vuelve a colocar al automóvil como uno de los sectores estratégicos.
Y es que, según las estimaciones hechas por la propia Comisión Europea, las exportaciones de automóviles desde el Viejo Continente hacia aquel mercado se incrementarán hasta en un 149% entre los años 2017 y 2027 si se eliminan las barreras aduaneras arancelarias existentes en la actualidad y una cuarta parte de las no arancelarias.
Precisamente ayer el presidente estadounidense, Barack Obama, y los líderes europeos presentes en la reunión del G-8, lanzaron oficialmente las negociaciones para la búsqueda de ese acuerdo.
La primera reunión tendrá lugar en julio en Washinton y, aunque se prevé que el dialógo no será fácil, está en juego «el mayor acuerdo de la historia», con grandes beneficios para las partes. Por ejemplo, el impacto económico equivaldría a un estímulo del 0,5% en el PIB de Europa, se podrían generar hasta dos millones de empleos y bajarían los precios, según el primer ministro británico y anfitrión de la cumbre, David Cameron.
En el caso concreto del automóvil, la asociación de constructores europeos de vehículos Acea recordó ayer que este sector concentra el 10% del comercio bilateral entre EEUU y la UE. Además, ambas regiones representan el 32% de la producción y el 35% de las ventas mundiales, por lo que serían los mayores volúmenes de producción y ventas jamás cubiertos por un tratado de libre comercio.
«Lograr un paquete integral y específico relacionado con el automóvil debe ser prioritario. En él deben incluirse tanto la eliminación de aranceles y barreras no arancelarias, como una convergencia significativa de las normas», aseguraron desde Acea. En este sentido, sólo el segundo tipo de esas trabas al comercio equivalen a un sobreprecio de hasta el 26%.
Aunque ni desde la UE ni EEUU se habla de plazos para llegar a un tratado, a la primera le interesaría que fuese rápido.
Por un lado, clarificaría algunos detalles con Canadá respecto a la procedencia de componentes que, por la proximidad e interdependencia de la industria de ambos países, es difícil de determinar.
Asimismo, pondría más presión sobre Japón, que en marzo ya inició las discusiones para cerrar su propio acuerdo con Bruselas.
No obstante, ambas negociaciones van a servir para comprobar si la UE, como prometió, defenderá adecuadamente al automóvil. En la memoria está lo que pasó en la negociación del pacto que funciona con Corea del Sur desde 2011 y en el que esta industria fue sacrificada en favor de otras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario