La situación económica de los hogares empieza a ser dramática, al borde de la exclusión social y de la indigencia en muchos casos. En el último trimestre de 2012, con la acentuación de la crisis y coincidiendo con la desaparición de 363.300 empleos y el incremento de 187.300 parados, se ha producido una nueva alarma. El caso es que por primera vez España destruye hogares. Y, por si fuera poco, junto a los 1,8 millones de familias con todos sus componentes en paro, hay que sumar la existencia de 638.300 familias cuyos miembros no tienen ingreso alguno.
Según los datos de la EPA, en este periodo han desaparecido 65.700 viviendas familiares, una cifra muy lejana a los 211.200 hogares que se crearon por ejemplo en el segundo trimestre de 2006, en pleno boom inmobiliario y económico. Este cierre de los hogares se debe al nuevo deterioro del mercado laboral, las dificultades crediticias, los pertinaces desahucios y a los efectos del reagrupamiento familiar ante la gravedad de la situación económica.
Según declaró en diciembre Sebastián Mora, secretario general de Cáritas, en la Comisión Especial de estudio sobre las nuevas formas de exclusión social, «se está avanzando hacia una crisis estructural con la consiguiente fractura de la sociedad». Mora denunció que «ya hay 30.000 personas que viven en la calle y también hay un millón de familias que viven en hacinamientos o infravivienda». «La sociedad actual es paradójicamente de personas sin casas y de casas sin personas», dijo en referencia a las viviendas vacías ahora en manos del denominado banco malo y a los desahucios.
Ante la ausencia de ingresos, muchos padres y abuelos, que son los que ahora tienen unas rentas regulares (la pensión), e incluso más elevadas que sus descendientes con empleo, están recogiendo en su domicilio al resto de la familia para intentar sobrevivir a esta larga crisis.
Así, por ejemplo, en la última Encuesta de Condiciones de Vida, elaborada por el INE y que corresponde a 2011, sale que los mayores de 65 años tienen una tasa de riesgo de pobreza inferior (16,9%) que los que figuran entre 16 a 64 años (21%) o los que tienen menos de 16 años (25,9%).
Desde que hay series estadísticas ha sido constante el crecimiento del número de hogares, que han ido creándose como consecuencia de la situación económica, del aumento de la población, o de quienes deciden independizarse del domicilio paterno y tener su vivienda en propiedad o alquiler. En 2006, el mejor año, aparecieron 497.900 viviendas familiares nuevas.
Pero, con la crisis, se redujo sensiblemente la aparición de hogares. Por ejemplo, en 2007 se crearon 415.600 domicilios nuevos, y en 2008, 447.500. A partir de aquí, el descenso ha sido vertical: 225.500 hogares en 2009; 131.300 en 2010; y 141.600 en 2011 y sólo 11.700 en 2102. En el cuarto trimestre de este año es cuando se registró la destrucción de 65.700 unidades familiares, hasta un acumulado total de 17.406.000 frente a las 17.471.700 del trimestre precedente.
Mientras tanto, la crisis ha elevado hasta 638.300, casi 300.000 más que en 2007 (un 86%), el número de hogares en que todos sus componentes no obtiene ingreso alguno por rentas de trabajo u otro tipo de rendimientos, pensión o incluso prestación por desempleo o subsidio. Es decir, están en la más absoluta indigencia. Y que la situación ha empeorado se observa en que sólo en el último año la cifra ha repuntado en un 10,4% (60.500 más). Estas unidades representan ya casi el 4% del conjunto de los hogares nacionales.
Otro dato curioso es que el 58% de esas familias tienen al menos dos componentes sin ingreso alguno. Y, por ejemplo, hay 113.000 en que sus tres miembros no reciben un sólo euro y otras 66.300 con los cuatro en el mismo caso. La situación más extrema es la existencia de 1.200 viviendas con sus 10 o más miembros sin remuneración alguna, pensión o subsidio.
Los datos del INE confirman además el cambio de la pirámide de la obtención de ingresos en España. Así, sólo el 10% de los hogares de 2012 tienen a tres o más de sus miembros que aportan dinero a la unidad familiar mientras que en 2007 esta situación se producía en el 17% de los hogares. Con dos sueldos figuran en ambos años el mismo porcentaje (42%) de los hogares. Todo esto supone que con un sueldo figuran ahora un 43,9% de los hogares frente al 39,3% en 2007. Es decir, tener sólo un sueldo en la familia, sea cual fuere el número de los componentes, es ahora lo más habitual frente a dos o más de los años anteriores.
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