jueves, 4 de abril de 2013

Señora, su pizza engorda



¿Imagina recibir una pizza a domicilio y encontrarse con la leyenda: El consumo excesivo de este producto contribuye a la obesidad? ¿Y comprar una botella de vino y encontrarse con una foto que muestra una cirrosis hepática? Esto es lo que podría suceder en el futuro a los consumidores tras la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Australia de dar el visto bueno al empaquetado genérico de las cajetillas de tabaco. 
Esta nueva norma, que recurrieron sin éxito las grandes compañías tabaqueras, implica que, desde el pasado 1 de diciembre, todas las cajetillas tengan las mismas dimensiones, sean de color verde oliva, estén cubiertas en un 95% por avisos sanitarios y no contengan ningún distintivo de la marca que lo fabrica. De hecho, el nombre sólo podrá aparecer con una tipografía estándar y con unas dimensiones fijadas por ley. 

Stephen Stern, socio del despacho australiano Corrs Chambers Westgarth y especialista en asuntos de derechos de propiedad intelectual, fue uno de los abogados que se enfrentó en los tribunales a esta medida. "El empaquetado genérico es un error y ha barrido de un plumazo los derechos de la industria tabaquera. Es necesario defender la salud de los ciudadanos, pero esto no justifica atacar la libertad de expresión y la propiedad intelectual de un sector". 

Desde el punto de vista del letrado, los derechos de propiedad industrial se han convertido en víctimas colaterales de una guerra que enfrenta a los defensores de la salud con los fabricantes de cigarrillos. "El verdadero problema de esta norma es que acaba con todos los aspectos distintivos que hacen de una marca lo que es. En este caso, lo que era importante era defender aspectos de la propiedad intelectual y las patentes de las cajetillas (colores, formatos, logos, diseños de tipografía) para no fijar un precedente que pudiera aplicarse en otros sectores". 

Ahora, la Organización Mundial de la Salud (OMS) o países como EEUU, Canadá y los miembros de la UE miran con atención la evolución y consecuencias de la decisión del tribunal australiano. Stern no tiene ninguna duda de que esta norma se convertirá en un precedente jurídico en el mundo y pone como ejemplo la propuesta de directiva de la UE que pretende ampliar el espacio utilizado para las advertencias sanitarias hasta un 75% de la cajetilla. Previsiblemente, esta norma se adoptará en 2014 y se empezará a aplicar en 2015 ó 2016. 

La batalla continúa 

Sin embargo, no hay consenso. "Algunos países, como Ucrania, se han opuesto en la OMS a la normativa australiana por ir en contra del Acuerdo sobre Aspectos de Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (Adpic), al eliminar la función básica de una marca, que es permitir al consumidor distinguir productos y precios. Si no se protegen las marcas, se vulnerarán los derechos de los consumidores, que no podrán escoger libremente un producto. Por otro lado, muchos entienden que esto es una simple defensa de los derechos de propiedad industrial, pero es mucho más. Con esta lucha pretendemos proteger las patentes, la innovación, la inversión y miles de puestos de trabajo; sin olvidar que el empaquetado genérico potenciará la falsificación". 

Para el abogado, que visitó Madrid para un encuentro organizado por la Asociación Nacional para la Defensa de la Marca (Andema), la ley australiana debe significar un antes y un después para todos los sectores. Stern cree que las bebidas alcohólicas y los alimentos altos en calorías y la comida rápida serán los próximos afectados. 

"El alcohol será sin duda el primero en sufrir las consecuencias de las restricciones estatales, ya que están siguiendo el mismo camino que el tabaco. Primero prohibieron su publicidad. ¡Lo próximo serán advertencias sanitarias en las botellas de vino!". 
Por todas estas razones, está convencido de que las compañías deben luchar contra cualquier ley que pretenda imponer advertencias sanitarias. "Deben oponerse a que les prohíban gozar de sus propios derechos. La industria de la alimentación debería buscar apoyo en la lucha de las tabaqueras, pero también llegar a un acuerdo con las autoridades para que la defensa de la salud no se vuelva a convertir en una pérdida de derechos". 

Mala legislación 

Stern está convencido de que se está legislando mal al no pensar en las consecuencias de las prohibiciones. "No se pueden crear leyes para cada crisis sanitaria o en cada una de las luchas de los ministerios, como está sucediendo ahora en Europa con el asunto de la carne de caballo". 
Para el letrado, lo más adecuado es encontrar un equilibrio: "El asunto de las advertencias se podría solucionar, por ejemplo, poniendo códigos bidimensionales en las etiquetas que se podrían leer con teléfonos inteligentes. Con este sistema no se atentaría contra la propiedad intelectual y las autoridades podrían introducir sus indicaciones".

No hay comentarios:

Publicar un comentario