La Fiscalía de Orense ha acusado formalmente a un profesor de Religión Católica de centros de Primaria de cometer un delito continuado de abusos sexuales contra ocho menores entre los años 2003 y 2011. El maestro, un laico de nombre Agustín y seleccionado por el obispado de Astorga, no ha dejado de impartir clases y tampoco de levantar protestas entre los padres, según los testimonios recogidos por este diario. La intervención del fiscal se debe a una denuncia reciente de la Asociación de Padres de Alumnos del Colegio Público Virgen del Camino de la localidad de Rubiá de Valdeorras.
Tras la protesta, el fiscal decidió enviar a un inspector educativo a la zona, el funcionario recabó los testimonios y la Fiscalía preparó un escrito en el que asegura que «el profesor, prevaliéndose de su condición de docente, se aprovechó de la edad de los niños que tenía como alumnos para lograr una satisfacción ilícita».
La conducta continuada de Agustín, concretada en ocho delitos, merecería para la Fiscalía una pena de prisión de 19 años, además de una sanción que oscila entre los 2.000 y los 4.000 euros en función de cada menor agredido. También se dictó una orden de alejamiento de al menos 500 metros, así como la prohibición de comunicarse con los menores durante cinco años.
El profesor de Religión acusado tenía a su cargo a un menor en fase de preadopción. La Xunta de Galicia le ha retirado la guardia y custodia.
La leyenda sobre los abusos sexuales precedía a Agustín. Según el testimonio de uno de los directores de los centros afectados a este periódico: «Algunos padres se quejaron hace unos años, yo me preocupé y hablé con él que luego tuvo una reunión con ellos y se solucionó». El director confirmó que el docente «acariciaba sólo a los niños y no lo hacía con las niñas».
El aspecto frágil del profesor, un hombre de baja estatura, amanerado, con poco pelo y vestido de colores oscuros, lo configuraban como un clérigo al que otros sacerdotes llamaban «beato».
Un compañero de colegio no se explica lo ocurrido «porque parece buena persona, es verdad que siempre nos pareció amanerado, pero eso tampoco quiere decir nada». La misma fuente relata que era muy detallista «y en Navidad siempre nos hacía regalos». La última vez que estuvieron juntos fue hace pocos días en la jubilación de una cocinera del comedor del centro.
El profesor de Religión estaba muy implicado en la actividad pastoral diocesana y mantenía una excelente relación con otros profesores de la materia. Todos los meses de diciembre visitaba los estudios de la cadena Cope en El Barco de Valdeorras y participaba en un maratón solidario para recaudar fondos para Caritas diocesana. Alababa la programación sociorreligiosa y se proclamaba oyente fiel de Radio María.
La decisión de la Fiscalía ha pillado por sorpresa a los presbíteros de la zona que evitan hacer comentarios pero advierten de los juicios previos «porque no somos jueces y hay que esperar a ver que ocurre».
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