lunes, 1 de octubre de 2012

Aumenta la demanda de trasteros


Tras una suerte de mitosis inmobiliaria, de un local amplio a pie de calle en el barrio de Prosperidad, que durante años fue un taller de reparación coches, han salido varios trasteros de tamaños variados que se alquilan por meses. Una compañía de ese mismo sector con varias sedes en Madrid capital, Alcorcón y Leganés se anuncia estos días en los vagones del Metro. Otra que lleva siete años trabajando en Móstoles, Parla y Arganda del Rey hace lo propio con flyers comerciales incrustados en las lunas de los coches aparcados en la calle. 

Mientras EM2 mantiene una conversación telefónica de unos minutos con otra empresa de la competencia, un chico llega a su oficina central con un montón de cajas de cartón en busca de un espacio donde poder almacenarlas. 
¿El alquiler de trasteros se ha transformado en uno de esos inusuales nichos de mercado blindados frente a la crisis? La respuesta es sí y la matización en líneas generales que, además de aumentar perceptiblemente la demanda, ha variado el perfil de cliente, según explica la media docena de firmas especializadas consultadas por este periódico. 

«Ahora hay más autónomos y pequeñas empresas que han tenido que cerrar los locales en los que estaban y necesitan un sitio para guardar los muebles», apuntan en Globalbox, que se implantó en la Comunidad de Madrid en 2005. También, «los que se van a vivir al extranjero por un tiempo», apunta el mismo portavoz de la compañía. 
A la clientela de Extraroom, con sedes en la zona de Atocha y en Móstoles, se han sumado «los separados que tienen que sacar sus pertenencias porque la pareja se queda en el piso» y «los jóvenes que se habían independizado y que, por distintas circunstancias, ahora tienen que volver a casa de los padres». Además, «los que necesitan un desahogo en casa y antes podían mudarse a un piso más grande o con alguna habitación más, pero ya no». 

Sí se aprecia el movimiento la inversa, según apostillan en Guardamas, «la primera [firma del sector] que se instauró en España»: «Ahora también hay gente que se cambia a casas más pequeñas o a empresas de menor tamaño y tienen que guardar en otro sitio lo que ya no les cabe». 
El alquiler de los trasteros se fija en función de la superficie y varía ligeramente de una compañía a otra, pero uno o dos metros cuadrados, los más demandados, se pueden utilizar desde 35 euros al mes. Equivaldría a la capacidad de almacenaje de entre dos y cuatro armarios grandes. 
«De aquí a cinco años se van a abrir muchas más empresas especializadas en este negocio», pronostica Javier Navarro, administrador de Extraroom. «Si no lo hacen ahora mismo no es porque falte la demanda, sino por el problema de la financiación», asegura. 

En Guardamas, en funcionamiento en la avenida de Aragón (cerca del aeropuerto) desde hace una década, han percibido un repunte en el número de personas que requieren su servicio, «especialmente los últimos seis o siete meses». Fermín Fiksman, el gerente de la empresa, con una oferta de alrededor de 700 trasteros, precisa que, aparte de los nuevos perfiles de cliente, permanecen los clásicos de siempre; a saber, «las empresas que tienen que guardar cinco años su documentación antes de poder deshacerse de ellas» o los particulares que «guardan allí la ropa de invierno o de verano» según la temporada. 

Entre las nuevas tendencias de este particular mercado señaladas por las compañías consultadas está la de los propietarios que tenían alquilados sus locales a otros negocios «de toda la vida» que han cerrado o se han cambiado de sitio y que han decidido acondicionarlos ellos mismos como trasteros. Otra de las cosas novedosas del sector es que los espacios de almacenaje de tamaño mediano (de 40 a 60 metros cuadrados), muy demandados para las mudanzas cuando el sector inmobilario mantenía el pulso, se han quedado prácticamente sin pretendientes. Los clientes particulares optan por estos armarios fuera de casa más pequeños, a partir de un metro cuadrado, y las empresas por los de mayor capacidad, que pueden llegar hasta los 100 metros.

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