La Sala de lo Militar del Tribunal Supremo ha confirmado la sanción a un mes de arresto impuesta por el Ministerio de Defensa a un coronel que se llevó a su casa muebles oficiales valorados en unos 3.500 euros y no los devolvió, pese a ser instado a ello, en cuatro años. El TS dice que esa conducta es «absolutamente incompatible con el escrupuloso manejo de los bienes oficiales» a que el militar estaba obligado y cree que hubiera merecido «una respuesta disciplinaria de mayor aflictividad».
De acuerdo con los hechos que resultaron probados en el expediente disciplinario, en una fecha no determinada entre finales de 2004 y febrero de 2005 el coronel ingeniero Ramón Aguilar, que entonces era director de la Fábrica Nacional de La Marañosa (San Martín de la Vega, Madrid), decidió, con motivo de la reconversión de las instalaciones, trasladar a la vivienda oficial que ocupaba un sofá y dos sillones adquiridos en su día por un importe de 577.000 pesetas.
El coronel no dio cuenta al oficial encargado del depósito de efectos y mantuvo en su poder ese mobiliario aun después de pasar a la reserva, en marzo de 2006. El mando «hizo caso omiso de los requerimientos que se le dirigieron para la devolución» por parte del nuevo director y llegó a decir que no tenía que reintegrarlo porque «había prescrito el plazo para reclamarlo». Los muebles no volvieron al hoy Instituto Tecnológico La Marañosa hasta marzo de 2009, cuando el ex director fue requerido en el seno de unas diligencias informativas abiertas por la Fiscalía Militar.
En su recurso de casación, el coronel negó el carácter doloso de su conducta y sostuvo que, «en uso de las atribuciones que me correspondían como director», ordenó «depositar» el sofá y los sillones en el pabellón que tenía asignado como vivienda «ante la necesidad de proteger dichos bienes como consecuencia de la demolición inminente del pabellón de dirección del centro».
«Aun admitiendo, a efectos meramente hipotéticos, que en un principio el propósito del recurrente fuera constituirse en depositario del mobiliario en tanto duraban las obras, es cierto que no dio cuenta de su desinteresado o filantrópico propósito conservacionista al oficial encargado de la Depositaría de efectos al objeto de levantar el correspondiente acta», le contesta el Supremo en una sentencia de la que ha sido ponente el magistrado Fernando Pignatelli.
La Sala destaca que, pese a que el coronel pasó a la reserva, «no entendió finiquitada la situación de depositario en la que él mismo, y de forma tan irregular y clandestina, se había constituido, procediendo a reintegrar los muebles a su uso oficial», sino que los retuvo en su casa. «Para nada se compadece con la ausencia de dolo el hecho, probado y no discutido por el recurrente, de haberse negado de manera reiterada a devolver aquellos muebles cuando le fue solicitada su restitución».
Para el Supremo, los hechos son «absolutamente incompatibles con el escrupuloso manejo de los bienes oficiales a que viene obligado todo servidor público», lo que «unido al alto empleo militar del recurrente -que lo hace tributario de una mayor exigencia en su comportamiento- «le hacían acreedora una respuesta disciplinaria de mayor aflictividad».
La sanción impuesta fue la mínima para faltas graves -un mes de arresto- aunque no hubiera superado los dos meses según las vigentes normas de las Fuerzas Armadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario