lunes, 5 de noviembre de 2012

La policía investigó a los porteros del Madrid Arena



Entre 2009 y 2011, Interior investigó por narcotráfico y blanqueo a los responsables de Kontrol 34, la empresa a la que Miguel Ángel Flores encargó la seguridad interior del Madrid Arena en la trágica noche de Halloween. En pinchazos telefónicos realizados por los agentes, los sospechosos hablan de extorsiones de estos empresarios, el clan de los Manza, y también dicen de ellos que tienen sobornados a policías.

Los 75 empleados que debían controlar a los miles de jóvenes durante el show de Steve Aoki, el 31 de octubre en Madrid Arena, eran trabajadores de Kontrol 34, nombre comercial de Los Manza, uno de los grupos que, según Interior, peleaba por el dominio de la noche de Madrid, blanqueando el dinero negro obtenido por el negocio de la seguridad y canalizando el tráfico de droga en sus locales. 
Kontrol 34 se crea en 2005 y el capital, al 90%, es de Carlos Manzanares Rodríguez, cuyo apellido da nombre al grupo de Los Manza. El 4 de febrero de 2009, la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta de la Policía Nacional emite un informe en el que narra cómo el clan «maneja aproximadamente 200 porteros» y «aporta seguridad a unas 20 salas». 

El informe se adhirió en 2009 al sumario del caso Heaven, tras la muerte del portero rumano Catalin Stefan Craciun, y se incluyó también en el sumario de la operación Edén, puesto que el crimen de la sala Heaven dio pie a una investigación policial contra los grupos que controlan la noche. 
En el sumario de esta macroperación que dirigió el juez Santiago Torres aparece varias veces Miguel Ángel Flores, el promotor de la fiesta en la que ha dejado cuatro jóvenes muertas. Según el sumario y fuentes policiales, Flores solía contratar sus servicios de seguridad con Los Manza, al igual que hizo la noche de la tragedia. 

En los pinchazos telefónicos de Edén, se cuenta cómo una mujer tiene problemas con un conocido de la noche, Alfonso Taborda -condenado por el crimen de la discoteca Amnesia, el primer suceso que desveló las guerras de la noche- y le amenaza con llamar «al Manza». 

Entonces Taborda llama a Ivo el Búlgaro, supuesto jefe del clan de los búlgaros, detenido en la operación Edén junto a Taborda. Ellos no se explican «por qué Carlos Manza tiene que ir por ahí a extorsionar a un tío». Pero la cosa no queda ahí. «Le dice que éstos [por los Manza] sí que están protegidos por la Policía. Que no son toda la Policía, pero que hay algunos que cogen sobres y que así éstos hacen lo que les sale de los cojones». Acaba preguntándole «si se puede creer que van inspectores con sus placas de discoteca a discoteca y dan las tarjetas de Carlos y Emilio... Le pregunta cómo lo ve y si cree que lo hacen gratis». 

El texto explica cómo el grupo se lleva «de un 30% a un 40%» de lo que se le paga a cada portero. «En el caso de El Manza», dicen los agentes refiriéndose a Carlos Manzanares, «esto genera del orden de unos 45.000 euros mensuales, dinero que no se declara y que necesita ser blanqueado, lo que se suele hacer habitualmente invirtiendo en nuevos locales o sesiones. Éste es el motivo de intentar controlar el mayor número de locales», explican en el texto. 

Los agentes autores del informe explican después el modus operandi de los grupos que realizan actividades ilícitas en la noche madrileña: «Toda la droga consumida en el interior de una sala es obtenida a través del grupo que controle la seguridad», dicen, además de narrar cómo su misión es «vigilar las cajas, que no haya desórdenes en el interior y que sus camellos no tengan competencia». 

Kontrol 34 aporta fundamentalmente porteros a fiestas, pero no vigilantes titulados, como tristemente comprobaron muchos de jóvenes que declararon que los empleados «no sabían qué hacer» y «se echaban las manos a la cabeza» durante la avalancha. Según el Registro Mercantil, la actividad principal de Kontrol 34 es la «creación e interpretación artística y literaria», reza su objeto social.

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