Isabel Pantoja rompió a llorar ayer repentinamente en mitad del juicio en el que permanece acusada por un delito de blanqueo de capitales. La tonadillera miró discretamente su teléfono móvil mientras seguía la sesión desde el banquillo de los acusados y no pudo contener las lágrimas. Instantes después trascendía que su nuera, Jessica Bueno, novia de su hijo Kiko, había ingresado en el hospital Sagrado Corazón de Sevilla para dar a luz.
Aunque Kiko y Jessica habían programado el parto para el próximo jueves, ayer, tras una revisión rutinaria, los médicos decidieron dejar a la madre ingresada ante la inminencia del parto.
Durante la sesión del juicio, una agente de la Policía Nacional que compareció como testigo afirmó que la artista modificó su patrón de «comportamiento financiero» cuando comenzó su relación sentimental con Julián Muñoz, en la primavera del año 2003. Así, de contar con propiedades «transparentes» de las cuales era titular directa, y en las que no figuraban sociedades interpuestas, Pantoja pasó a adquirir patrimonio a través de estas sociedades, según relató la agente.
Antes de que la cantante comenzase su idilio con el entonces regidor marbellí, entre sus bienes figuraban una casa en Almonte, dos apartamentos en Fuengirola, un chalé en La Moraleja, en Madrid, una finca en Sevilla y un piso en Cádiz que había heredado de su difunto marido. «Son propiedades transparentes; se sabe de dónde vienen, figura ella como persona física y no hay empresas pantalla», expuso la testigo.
La agente explicó que los investigadores trataron de establecer una similitud entre la forma de operar que Julián Muñoz desarrolló primero con su mujer, Mayte Zaldívar, y la que posteriormente llevó a cabo con la tonadillera Isabel Pantoja.
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